Más temprano que tarde, con políticas amigables para el sector productivo y con la fuerte mejora de la competitividad luego de la devaluación, el sector ganadero argentino está volviendo a ser lo que ha sido históricamente: un jugador clave en el mercado internacional de la carne vacuna.
En julio y agosto superó las 30 mil toneladas mensuales, algo que no sucedía desde la última terrible liquidación de 2009/10, cuando el sector, acosado por políticas que le quitaban todas las posibilidades de lograr márgenes, redujo la población vacuna en más de 10 millones de cabezas.
Esos espacios dejados por los bifes argentinos en el mundo fueron ocupados por otros proveedores más confiables, fundamentalmente Uruguay. Sin la marca de la prestigiosa Argentina Beef, pero con un producto con cualidades por lo menos similares, se posicionó con fuerza en el mercado europeo. Un claro ejemplo es la cuota 481, de reciente creación, en la que Uruguay fue el principal proveedor en los ejercicios 2016/17 y 2017/18.
Al asumir el gobierno de Macri dejó de lado todos los impuestos a la exportación —con excepción de los aplicados a la soja, que los redujo— y quitó todas las demás restricciones, como los ROE (Registros de Exportación) y el equilibrio que imponía el polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, entre ventas al mercado interno y permisos de exportación.
El mes pasado, con la tremendamente difícil situación fiscal en Argentina, la Casa Rosada debió imponer nuevamente impuestos a la exportación, pero la devaluación observada desde principios de mayo generó tal competitividad para los exportadores que ese impuesto fue casi irrelevante.
Argentina fue durante la primera mitad de la presente década el cuarto entre los cuatro exportadores de carne vacuna de la región, alcanzando mínimos anuales de poco más de 100 mil toneladas peso embarque. Si se anualiza el promedio de los últimos seis meses a agosto, el volumen asciende a 342 mil toneladas, triplicando aquellos registros. En el primer semestre superó el volumen exportado por Paraguay y ahora también superó a Uruguay.
La expectativa es que las exportaciones argentinas sigan creciendo. El principal demandante de la producción de ese país es su mercado interno, pero este pasará por una intensa recesión en los próximos meses que diezmará su poder de consumo, elevando el saldo exportable.
Los competidores como Uruguay, que ganaron espacios con la pérdida de relevancia de Argentina en el mercado internacional, deberán agudizar su estrategia para mantener clientes que volverán a ser tentados por la competencia del vecino país. Además, devaluación mediante, tienen el potencial de vender a precios más accesibles.
Fuente: Tardaguila
Add comment