El director de IICA sostuvo que le preocupa capacitar para que los jóvenes se queden en el campo
D. Battista
Villalobos recordó que hay que aumentar la productividad de alimentos
¿Qué motivación tuvo su visita a Uruguay?
Vengo de San Pablo y Paraguay. Estuve en 2016. Había hecho la promesa de volver antes de terminar mi mandato porque la oficina de IICA en Uruguay es importante por su agenda. Además conversamos con el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Tabaré Aguerre. Tenemos la Junta Interamericana de Agricultura entre el 24 y el 26 de octubre, con elección del nuevo director general. Uruguay ha sido ejemplo en materia de manejo ganadero, de política de suelos y forestal, la relación con el ministro y el interés de revisar la agenda común.
¿Cómo evalúa los resultados de su gestión al frente de IICA?
Nuestra gestión estuvo orientada a obtener resultados. Nos centramos en cuatro proyectos insignia: el bienestar rural y la agricultura familiar; cadenas agroalimentarias; adaptación (resiliencia) al cambio climático; y seguridad alimentaria. Y quinto que los cruza en forma transversal: la sanidad. Avanzamos en la capacitación a todo nivel: técnico, de transferencia de conocimiento, a nivel de productores, con el fin de mejorar la calidad de vida. No es fácil y no le compete solo a MGAP sino también Educación, Medio Ambiente y Salud Pública. Es un proceso. Le doy un dato: el año pasado capacitamos a más de 32 mil personas en todos los niveles: productores, técnicos, funcionarios, comunicadores. Nuestra intención es fortalecer mucho el trabajo con jóvenes y también mujeres.
¿La realidad de los países de América es similar en relación a la migración del campo a las ciudades?
Sí, definitivamente. Hay un proceso de migración y de pérdida de jóvenes en el medio rural. El proceso de capacitación tiene mucho que ver con el desafío de cómo retener a los jóvenes en el campo. Los jóvenes son más proclives a innovar, a aceptar cambios. Si los estamos perdiendo también nos privamos de ver la agricultura como una actividad donde se puede aplicar tecnología, ver un negocio y ser una forma de vida. Hay que adaptar la mentalidad para ser eficientes y exitosos. Tenemos el desafío de producir más alimentos en la misma extensión de tierra y hay mucha tecnología. Sobre la base de cuidar los recursos, en especial el suelo y el agua. Uruguay tiene un programa de conservación de suelos muy reconocido a nivel internacional, pero la preocupación para IICA es que en el resto de los países incluso hay ministerios que ni siquiera tienen un programa de suelos. Y el agua es un recurso que tenemos claro que se agota. Tenemos que reducir el abuso del agua en la agricultura sin sacrificar la producción.
Hoy una amenaza es el cambio climático.
Porque los eventos climáticos son más frecuentes e intensos. Hay una incidencia de plagas por el descontrol del clima, que ponen a prueba los mecanismos de control. Hay que adaptar la agricultura a la nueva realidad.
¿Cuáles diría que son las mejores fotos de su gestión?
Cuando me postulé para el cargo lo que ofrecí fue que IICA recuperara su prestigio técnico. Por diferentes motivos se había vuelto más administradora del dinero de los países y había dejado de lado su aporte técnico, que es la razón de su existencia. Era una crítica que yo formulaba como funcionario del gobierno de México. Los ocho años (dos períodos) de mi gestión los dediqué a ese fin. Ahora mi satisfacción es ver que en IICA hay un personal preparado, ético y comprometido. Se hizo un trabajo más intenso con los países que es reconocido por los ministros de las 34 naciones miembros. La clave está en que IICA contribuya a la agenda de los ministros con solvencia técnica, no en tener agenda propia. Mi satisfacción persona, casi al cierre de mi gestión, es que eso se logró.
Recuperado el prestigio, como usted dice, ¿el objetivo era ser referente mundial?
Claro, referente hemisférico y mundial. El proceso está encausado. Una estrategia fue colocar los recursos económicos en los proyectos y no en las oficinas. Con una orientación por resultados. El 90% de los recursos regulares de IICA está en los proyectos y eso nos asegura que estamos incidiendo en los resultados.
En una entrevista con El Observador en 2014, usted marcó la prioridad de facilitar el conocimiento para alcanzar una productividad más eficiente. ¿Cómo evalúa ese proceso en Uruguay?
Los cinco proyectos insignia han aterrizado en este país. Acompañamos a Aguerre en todos sus políticas públicas. El ministro le ha puesto mucho énfasis al cambio climático, a la parte social, y estamos trabajando en el derecho de la mujer a la propiedad, incidiendo directamente también en la trazabilidad, donde Uruguay es un gran ejemplo en el manejo responsable de la ganadería. Estamos trabajando también en la proyección de las tecnologías desarrolladas en el cultivo de arroz en Uruguay, que nos ha servido como modelo para exportar a otros países, en especial Dominicana y Costa Rica. Y nos interesa el tema de la capacitación de los jóvenes. Vemos que los jóvenes no quieren seguir en el campo, pese a que la agricultura uruguaya es floreciente. Vemos la agricultura familiar, más orientada a la ganadería, y nos preguntamos cómo hacer para que el joven regrese aunque su orientación no esté vinculada al campo. Vemos que los índices de productividad, de satisfacción y de mercados van en alza en Uruguay y nos sentimos satisfechos porque estamos contribuyendo a que eso se dé, aunque es un logro del MGAP.
Datos personales
Mexicano, 67 años, casado, cuatro hijos y cinco nietas. Es investigador, especializado en agricultura. Su pasatiempo es jugar al golf y leer.
Fuente: El Observador
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