Mientras prestigiosas consultoras privadas y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) aseguran que la próxima zafra de verano en Brasil tendrá una producción de soja récord, por encima de las 120 millones de toneladas, hay quienes temen que la producción caiga significativamente debido a la prohibición en el uso del glifosato por parte de una jueza federal.
Después de que la justicia de los Estados Unidos le ordenara a Monsanto pagarle US$ 289 millones a un jardinero con cáncer terminal, alegadamente originado por la exposición constante al glifosato, la jueza federal Luciana Raquel Tolentino de Moura prohibió el registro de nuevos productos y suspendió la comercialización de los mismos hasta que “el gobierno reevalúe su toxicidad”, publicó Reuters hace ya dos semanas. Dicha decisión le suma preocupación a Bayer, quien completó la adquisición de Monsanto por US $66.000 millones en junio y cuyas acciones cayeron un 14% la semana pasada debido a estos incidentes.
Todos los productos que contienen dicho ingrediente activo y se comercializan en Brasil están siendo evaluados por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), la entidad que debe realizar estudios y discusiones técnicas informando las dosis de referencia que deben ser utilizadas en la evaluación de riesgo de cualquier agroquímico en el país. Este fallo judicial llega como sorpresa, teniendo en cuenta que el parlamento brasileño aprobó una ley para desregularizar el uso de agroquímicos hace poco más de un mes, y que crece la presión por habilitar más productos químicos y eventos transgénicos.
Por su parte, el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, se manifestó preocupado por el tema durante el Congreso Mundial de la Ciencia del suelo en Río de Janeiro, el pasado viernes. El ministro subrayó que sería un “desastre” para la agricultura del país, uno de los mayores productores de alimentos en el mundo, y añadió que “lo que dicen sobre el glifosato es leyenda urbana. Es un producto absolutamente seguro, usado desde hace años en la agricultura”. Maggi también se mostró optimista sobre el veredicto de la Anvisa.
Quienes sí están más preocupados son los productores brasileños ya que se acerca la próxima siembra en algunas regiones y este problema no se soluciona. El presidente de Aprosoja Brasil, Bartolomeu Braz anunció el pasado jueves que la Abogacía General de la Unión (AGU) aprobó el recurso de la gremial de productores para recurrir contra la liminar de la Justicia Federal que determinó la suspensión, a partir del 3 de septiembre, de los registros del glifosato en el país, de acuerdo con Valor. El futuro del glifosato en Brasil es incierto a estas horas.
Esta situación genera mucha preocupación en toda la cadena agroindustrial brasileña, es difícil dejar de lado las implicancias económicas que trae este debate. Por un lado, múltiples organizaciones e institutos relacionados a la salud humana advierten sobre el uso de agroquímicos como el glifosato, por otro, en un mundo en el cual “todo es cancerígeno”, la presión que ejerce la necesidad de millones de brasileños que viven día a día gracias a los dividendos que genera la agricultura moderna, es muy fuerte y solo contribuiría a la importante percepción de inestabilidad social y económica que vive el gigante sudamericano en un año de elecciones.
Fuente: Tardaguila
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