La epidemia de fiebre porcina africana (ASF, por sus siglas en inglés) en China se transformó en una epidemia crónica que llevará a que el gobierno tome la decisión de eliminar las producciones “caseras”, de menos de 40 cerdos por granja, lo que determinará una fuerte dependencia de las importaciones en 2019 y 2020, no solo de carne porcina sino también de vacuna, ovina y de pollo, afirmó el analista australiano de los mercados cárnicos Simon Quilty, cuyo trabajo fue publicado por Beefcentral.com.
De acuerdo con estas proyecciones, si la eliminación de las granjas precarias se realiza en un solo año, las importaciones de carne vacuna desde los países del Mercosur podrían crecer cerca de 49% a más de 1,4 millones de toneladas en 2019, incluyendo en la cuenta las que llegan de forma indirecta vía Hong Kong. El analista proyecta que las exportaciones uruguayas podrían ascender a unas 220 mil toneladas el año próximo, alrededor de 25% por encima de lo que se colocaría en este destino en el corriente año. Dado que la expectativa es que la producción uruguaya no aumente en 2019 —de hecho, los pronósticos son de una disminución de la faena— habría un grado de concentración adicional de China como destino de la carne uruguaya, que ya es más de 50%.
Al 9 de noviembre China había sacrificado 470 mil cerdos debido a la epidemia de fiebre porcina y el número escala rápidamente. Solo en la última semana a esa fecha se sacrificaron 250 mil. Para Quilty, esta epidemia obligará a Beijing a acelerar el paso de la eliminación de las granjas precarias, o caseras, donde el control de la enfermedad es mucho más difícil. Actualmente estas granjas cuentan con 27% de los cerdos de China, unos 116 millones. Recientemente el gobierno determinó la prohibición de alimentar cerdos con residuos alimenticios, lo que va en el camino de eliminar este tipo de producción. A su vez, Quilty asegura que en dos provincias del sur ya están eliminando estas granjas —hayan tenido o no casos de fiebre porcina— y entiende que se extenderá a todo el país. “La eliminación es la única solución”, afirma el analista.
Quilty establece dos hipótesis de trabajo: una en la que se sacrifican 50 millones de cerdos en 2019 y otros 50 millones en 2020, lo cual reduciría la producción 15% el primer año y 13% el segundo, con un lógico impacto sobre los precios de 53% en 2019 y 25% adicional en 2020. La segunda es el sacrificio de los 100 millones de animales en 2019, lo que tendría un imponente impacto en las importaciones el año próximo, con una duplicación en el caso de la carne vacuna a más de 2,2 millones de toneladas.
Para el primer caso, China elevaría sus importaciones de carne vacuna 21% en 2019 a 1,3 millones de toneladas y 21% adicional en 2020 a 1,59 millones. Para el segundo, las aumentaría 113% en 2019 a 2,2 millones de toneladas. Considera que Brasil será el principal proveedor con 40% del total (880 mil toneladas), seguido por Australia (20%), Argentina (14%), Nueva Zelanda (11%) y Uruguay (10%).
Proyectando las exportaciones del Mercosur a China y Hong Kong para 2018, totalizarán en el entorno de 945 mil toneladas. En la segunda hipótesis, las exportaciones del Mercosur crecerían 49% a 1,4 millones de toneladas. Las de Argentina alcanzarían 308 mil toneladas (+71% anual) y las de Uruguay 220 mil toneladas (+26%). Los porcentajes de aumento son proyectando los volúmenes de exportaciones del último período del año en curso.
Quilty concluye que “la complejidad de la ASF y su potencial impacto en el balance de la proteína animal no puede ser subestimado, así como tampoco el enorme impacto de esta enfermedad sobre sobre la oferta y demanda de proteína en los próximos años”.
Fuente: Tardaguila
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