La climatóloga argentina, Stella Carballo, que trabaja en INTA, compartió su visión sobre el panorama meteorológico de corto y mediano plazo este martes y lo que está por delante parece confirmar una primavera muy favorable tanto para cultivos de verano como para la producción forrajera y por lo tanto para el conjunto de la ganadería.
La primavera 2018 está en caminjo de generar un envión productivo que permite circunstancialmente moderar los efectos de mercados que se siguen mostrando dubitativos en granos, lácteos y lanas, más bien flojos y da una chance de recuperación al sector ganadero de carnes.
El diferencial de competitividad de los países vecinos parece diluirse un poco y el dato del precio de exportación de la semana pasada, nuevamente por encima de US$ 3.600 parece también dar una señal de al menos estabilidad en el precio al que logra colocar Uruguay.
El sábado pasado en Melo, planteamos algo que conceptualmente nos parece importante: una cosa es la discrepancia que puede haber con el peso del estado y otros factores que dificultan a la producción y otra la definición de estrategias a nivel de empresa.
En el caso de la ganadería, la escasez relativa de vacas y novillos que cabe esperar para 2019, y en el caso de 2020, al menos en novillos, da una interesante perspectiva para los precios en general.
En lo que va del año la faena se mantiene por encima de la de 2017, octubre tendrá una faena mayor a la de igual mes del año pasado y la extracción de vacas continúa elevada. Se vuelve cada vez más importante generar terneros y los vaivenes de Turquía mostraron que aunque la exportación en pie no esté, con buen forraje en las praderas naturales y sembradas, el precio del ternero se sostiene.
Todo hace suponer que la ganadería gana seis meses de productividad a favor. La oferta por los próximos dos años será acotada, lo que es una promesa de estabilidad en los mercados. ¿cómo aprovecharlo en cada empresa?
Fuente: Blasina y Asociados
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